sábado, 21 de julio de 2012

La lucha de los mineros es el parteaguas de la rebelión contra este robo, llamado “recortes”



 
Unión por el Reparto del Trabajo
La lucha de los mineros ha supuesto un parteaguas, en el panorama de la lucha contra este robo a mano armada, por parte de las clases dominantes, que ellos llaman “políticas de austeridad”. Un robo en forma de desinversión del tejido productivo y desvío de capitales al extranjero, de destrucción del tejido público, industria y servicios sociales que, acompañados de la reforma laboral, se traducirá en un aumento exponencial de los índices de desempleo.
La oligarquía de banqueros, empresarios y políticos burgueses se propone desangrarnos con su reforma laboral, su política de desinversión y sus recortes. Frente a esto, los mineros se han levantado en pie de guerra contra el Estado, paralizando las comunicaciones de amplias áreas del norte del país, incomunicando virtualmente Asturias del resto del Estado, extendiendo su lucha al resto de zonas mineras, ganándose para sí el apoyo y solidaridad de otros sectores, del transporte, y aun de sectores de trabajadores en el extranjero, como los mineros británicos. Con sus varias semanas de huelga indefinida, y su llamamiento a la huelga general en las cuencias mineras, nos han mostrado al resto de la población y a la clase trabajadora, cómo se debe luchar para enfrentar estas políticas asesinas de destrucción de empleo, empleos que, en el mejor de los casos, no se recuperarán de aquí a 25 años (y siendo optimistas).
Quienes nos cuentan la milonga, desde sus púlpitos ministeriales y sus tertulias televisivas: de que están promoviendo políticas para generar empleo, ¡nos mienten! Porque ¿cómo se crea empleo con políticas encaminadas a destruirlo: cerrando las minas? ¿Cómo se crea empleo destruyendo servicios públicos o privatizándolos, eliminando oposiciones y substituyéndolas por subcontratación a dedo, o implantando una reforma laboral que multiplica las causas de despido, abaratándolo? ¿Cómo se crea empleo público dando inyecciones multimillonarias de dinero a los bancos, para correr con los gastos de la deuda privada, endeudando al Estado con un dinero prestado por Alemnia que tendrá que devolver a base de más recortes? Es evidente que tales políticas no crean empleo. Tales políticas buscan sangrar a la sociedad a favor de un puñado de capitalistas y ricos.
La farsa mediática, como herramienta para predisponer a la opinión pública
Ellos se valen de sus herramientas de difusión mediática, la “caja tonta”, para crear opinión a su antojo: para dar a conocer aquellas teorías y puntos de vista que, a menudo sin base en la economía real, favorecen sus intereses. Nos hablan de “crecimiento o decrecimiento económico”, cuando en realidad quieren decir, no que se haya creado más industria, sino que el capital del banco, multinacional o consorcio financiero de turno ha aumentado varios millones su crédito a costa de las inyecciones del Estado, o especulando en bolsa, comprando deuda de otros países (prestan un dinero a los Estados para pedírselo con intereses). Ellos sueltan su “verdad” única (verdades a medias, que son las peores mentiras): con sus periódicos, telediarios y tertulias televisivas cutres crean la opinión, durante semanas o meses preparan a la opinión para predisponerla a aceptar los rescates como mal inevitable y necesario, y luego, el boca a boca hace el resto… La gente, desde la tertulia de bar, sigue discutiendo, aireando y dando alas a esa verdad única, centralizando el debate en torno a la verdad de que: si el Estado no recorta de lo público para sacar más dinero con el que financiar la deuda de los bancos, habrá un corralito, y perderemos nuestros ahorros. En ningún momento se dice que si el Estado hubiese expropiado los beneficios de la banca, nacionalizándolos mediante un banco central del Estado, y hubiese dejado quebrar las entidades privadas, no hubiese ocurrido absolutamente nada. Se habrían sentado las bases para empezar a salir de la crisis de sobreproducción (probablemente con un intento de embargo y de expulsión por parte de los países del euro y de la Unión Europea).
¿Qué es la U.R.T. y qué persigue? ¿Por qué apoyamos la lucha minera?
Un grupo de trabajadores y trabajadoras de diversos lugares de España nos hemos unido con la idea central de que llegados a un punto de desarrollo de la producción, cada nueva innovación supone menos número de personas necesarias para las cadenas de trabajo. A fin de evitar la destrucción de empleo, hemos de reducir la jornada laboral y repartir el trabajo. La sociedad debe iniciar un movimiento, que agrupe a los distintos colectivos y sectores de trabajadores y desempleados, hacia una sociedad de pleno empleo, por el camino de repartir el trabajo que realmente existe, sin reducción de salario, a la par que aumentando el nivel adquisitivo de la clase trabajadora en su conjunto.
Desde este grupo saludamos la lucha de los mineros, que continúa las luchas anteriores por la dignidad del conjunto de la clase obrera. Tomamos ejemplo de ellos, que representan los sufrimientos, las derrotas y también los triunfos de nuestra clase, desde que aprendimos a enfrentarnos a las patronales de todos los tiempos. Aprovechamos nuestro saludo a nuestros compañeros de la cuencas mineras, a sus familias, a todos cuantos les han apoyado para dar a conocer nuestro proyecto: La Unión por el Reparto del Trabajo es un incipiente grupo de trabajadores (precarios, desempleados, pensionistas, estudiantes, etc.), orientado a la difusión de ideas, que se propone exigir a los actuales gobiernos del capital una serie de políticas redistributivas basadas en el reparto del trabajo y la riqueza (concentrada en manos de un puñado de capitalistas), como primer paso para que la clase trabajadora tome en sus manos la dirección de la sociedad, paso a paso, hasta conseguir que quienes con nuestros esfuerzos construimos los bienes, no seamos siempre los últimos en disfrutar de ellos.
Durante siglos, han sido las clases aristocráticas y burguesas quienes han organizado la sociedad de manera que los trabajadores siempre pagan los errores de los ricos. Hemos de arrebatar la dirección a quienes representan al capital, para dirigir nosotros mismos, los trabajadores, la sociedad en su conjunto. El reparto del trabajo es sólo el primer paso, la primera reivindicación, la primera consigna por conquistar. Cualquier exigencia que hagamos a sus gobiernos, no puede partir del beneficio de la duda: ¡TENEMOS QUE SER CONTUNDENTES!

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